Ante el clamor de Mamá Cultiva y Buscando Esperanza, la opinión pública va tomando progresivamente conciencia del carácter medicinal de la marihuana. No así, naturalmente, Devida ni los medios de comunicación con honrosas excepciones. En su intento de limitar los alcances de la revisión sugerida del carácter “adictivo” de la marihuana, la responsable de su represión en nuestro medio, Carmen Masías, pretende separar el uso medicinal del llamado por ella “recreativo”o “adictivo”.

Tal distinción no corresponde a la realidad: toda marihuana es medicina y a su uso habitual la distinguiría yo, en todo caso, como ocupacional, vale decir en función de los intereses personales. Usada por artistas para crear, artesanos para trabajar o simples ciudadanos para llevar adelante su jornada con la tranquilidad y disfrute que brinda la hierba. Decir “recreativo” parece insinuar que es una simple “distracción”. En cualquier caso ¿qué problema habría si lo fuera? Pero no es así. En cualquier situación a los habituados les mejora el humor y con ello la salud y el espíritu.

Valga el ejemplo referido por el doctor Sánchez (Chile) en el Colegio Médico. Aparentemente herético dentro de su profesión, un psiquiatra de Santiago, al ser intervenido por el cultivo de marihuana en su casa, alegó ser miembro de la Iglesia del Santo Daime (Acre, Brasil) que venera a la ayahuasca con ese nombre, a la hoja de coca, Santa Clara y a la marihuana, Santa María. La razón espiritual a la cual recurrió, lo confieso, es también la mía. Sólo con ella logro liberar mi conciencia del condicionamiento natural del medio y las circunstancias, para pensar libremente. 

Lamentablemente pareciera que la política de “drogas” imperante, seguiría sometida a un lamentable prejuicio cristalizado en la propia ley. Al menos que en el Congreso se cuestione las bases mismas de tal política, contraria a la seguridad y a la salud de los ciudadanos.

Recuerden: la adicción en sí no es problema. Hay de todo tipo de adicciones se dice hoy, pero el criterio médico y el sentido común pueden distinguir entre “adicciones” saludables de las nocivas. Como ejemplo de estas últimas, le respondí a un destacado psicoanalista limeño, lo realmente nocivo es la adicción al dólar, de lo cual hay notables y escandalosos testimonios contemporáneos públicos.

La marihuana libera. Logremos su libertad.